The best friday ever

Por: Alma Delia Fuentes | |

El día empezó bastante bien, pero pronto giró hacia el lado oscuro.

Iba yo plácidamente caminando por el centro de la ciudad, luego de un rico desayuno, cuando un ilustrísimo pendejo decidió nalguearme, ¡como si aún tuviera(mos) 14 años! (y es que a los 14, a los 15, a los 13, puff!! padecí eso un día si y otro también)...total, jajaja, por primera vez supe lo que era gritarle a alguien en la calle y darle un bolzaso (¿bolsazo? ¿bolsaso?). Si señoras y señores, ¡a darle con la bolsa cargada con Ipod, Blackberry, celular, dos libros, etc!

El interfecto, claro, haciéndose wey -"yo ni la toqué, señorita" (ni la burla perdonó el infeliz), pero la incomodidad por el provocada no la quitaba NADA.

Viernes, fin de ciclo escolar, pleito callejero, Paseo de la Reforma a full y ni un pinche taxi libre, el jefe -cronómetro en mano- me esperaba en diez minutos.

Luego todo se compuso, llegué a tiempo, me dieron buenas noticias, recibí cantidades industriales de trabajo por realizar y Camarenis me envió the best letter ever.

Luego las cosas se volvieron a enredar: el trabajo se atoró -casualmente, siempre en viernes en la tarde-, el jefe me jaló las orejas (por mi culpa, reconocer obliga) y camarenis (que hoy trae algo de "celestial") me mandó ESTO, jajajaja, ¿que puedo decir? The best tatoo ever?

Bueno, este post ya se pasó de listo, ya me siento en el blog de la bala perdida o de menos en las Puras Letras de Wendolin...Entre más vieja me hago, más entiendo el valor del viernes.